sábado, agosto 12, 2006

Crisis de fe

Este post arranca de un tema homónimo del amigo Tecnócrata en inforol (así pues no solo le plagio el tema, sino que le copio descaradamente el título del mismo, espero que se lo tome como un merecido “homenaje”, de esos que tanto le gustan, y es que cuando las cosas están bien no hay porque cambiarlas XD).

Cada uno es una historia, y cada uno tiene su punto de vista, para variar este es el mío (a los lectores más jóvenes les parecerá un punto de vista algo crepuscular, como si tuviera un pie en la tumba, y supongo que los de mi quinta me entenderán bastante mejor ya que todo les resultará más familiar).

La cuestión a tratar es ese momento, a menudo inevitable y siempre sacrílego, en que la idea de jugar a rol pierde su atractivo. Partiendo de mi propia experiencia comentaré que es algo que a mí me ha pasado en un par de ocasiones, en una fue algo serio (dejé de jugar durante unos cuantos años, dos o tres) y en otra algo pasajero que no se prolongó más allá de unos meses (y era plenamente consciente en todo momento que lo que necesitaba era descansar).

Pero miremos que es aquello que nos hace derivar hacia esa crisis.

Cualquier tiempo pasado fue mejor

Los primeros años de juego son algo irrepetible que ya no volverá, eso es una realidad. Nada tiene el sabor de esas primeras partidas en las que uno empieza a deleitarse con lo que es el rol, es una mezcla de entusiasmo juvenil y novedad fascinante que no puede repetirse simplemente porque los ingredientes ya nunca serán los mismos (“que viejos somos”, “un dado, al fin y al cabo, siempre será un dado”, y “eso ya lo conozco, yo estuve allí”).

Pero no debemos pensar que porque esas partidas las viviéramos más intensamente eran mejores, quizás así fuera pero no necesariamente, en mi caso estoy plenamente convencido que cualquier partida actual es objetivamente mejor que esas idas de olla de antaño que recuerdo con tanto cariño (en mis primeras partidas en la Tierra Media los Nazgul no se podían contar con los dedos de ambas manos y los balrogs acudían a torneos de artes marciales, con esto lo digo todo).

Hay que entender que en según que entorno es mucho más fácil disfrutar con según que cosas, y el rol tiene un atractivo potencial muy importante durante la adolescencia, indistintamente de si se juega bien, mal o fenomenal. Efectivamente, la adolescencia es un buen momento para el rol (es simple estadística, mirad a que edad se aficiona la gente a ello, y para aficionarse hay que disfrutarlo).

Aún así no podemos pensar que ciertos tiempos eran mejores por el mero hecho de vivirlos más intensamente, es eso del abuelete que comenta que los mejores dulces eran los de cuando él era crío, o que las películas de tiros buenas eran las de su época, o... Lo que realmente le gustaba de su época era que estaba en el momento adecuado para disfrutar esas cosas, simplemente eso. Ningún tiempo es mejor a otro, pero nuestras circunstancias quizás sí lo sean.

Así pues, y siguiendo con el tema, cualquier recuerdo de nuestra etapa rolera más temprana posiblemente se encuentre idealizado, y claro, partiendo de esta idealización entramos en comparación y empieza la decepción.


Esto se repite más que el ajo

Muchos hemos vivido esa situación tan “agradable” de ver que una partida es igual que la anterior, que a su vez también era idéntica a la anterior, y así nos remontamos atrás y resulta que llevamos meses, quizás años, jugando la misma partida una vez tras otra. Y joder, que esta vez ya no te hace gracia, y te preguntas...¿Pero que mierda es ésta? ¿A quien hay que reclamarle para que te devuelvan el dinero? ¿Pero quien dirige esta bazofia? ¿El guionista de Steven Seagal?

Este muerto se le suele adjudicar al máster diciendo aquello de que no está inspirado, quizás tú mismo seas el máster y veas que siempre haces/preparas lo mismo, pero en el fondo la cuestión es que se ha perdido la novedad y uno se acomoda, se opta por lo más fácil para acabar entrando de lleno en un círculo vicioso; o simplemente, y sin exagerar tanto, el grupo se ha habituado a algo con lo que no te acabas de sentir a gusto. Haces la ficha en cinco minutos y sin encariñarte con ella (será una más), dedicas lo mínimo a preparar la partida (total, te lo sabes todo y sabes que hacer en cada momento), en definitiva, se entra en una rutina y de aquí al aburrimiento ya no hay nada. Y como decía aquel, “jugar por jugar, es tontería”.

Mira, una cartita, y es coleccionable...

A menudo la relación entre Magic y Rol ha sido bastante tensa... Muchos roleros veteranos miran con recelo esas cartitas tan caras que hicieron de oro a una compañía llamada Wizards of the Coast (quizás os suene también) y que supuestamente dieron un buen zarpazo al ya de por sí mermado mercado del rol. Si bien creo que el supuesto conflicto no era ficticio la verdad es que se exageró bastante, lo que pasó es que una novedad resultó muy atractiva durante un tiempo llegando a la categoría de moda, pero al final pasó lo que debía pasar, cada uno ocupó su sitio y aquí paz y después gloria.

En cualquier caso eso reflejó una de las flaquezas de los jugadores de rol, el rol cuesta. Montar una partida supone un esfuerzo importante, hay que conseguir poner de acuerdo a un grupo numeroso de gente (normalmente 4 o más personas), se necesita una buena cantidad de tiempo (diríamos que lo habitual es pasar una tarde entera dándole a los dados), y además, y esto va especialmente por el máster, hay que dedicar cierta dosis de energía para sacar adelante un argumento, para jugar una sesión como dios manda, y no digamos ya una campaña.

Así pues el supuesto fenómeno del Magic refleja cierta necesidad de ocio sencillo y directo, aquello tan bonito de “jugar y listos”, y eso el rol habitualmente no lo tiene, todo lo contrario. En ese sentido está en desventaja con otras aficiones más sencillas de organizar, y he hablado del Magic por lo que tiene de mito (ese gran abductor de roleros, uuuhh), pero es aplicable a montones de cosas más, la playstation, los wargames, el messenger, el warcraft, los bolos, el tute, que más da... Y de acuerdo, estas otras aficiones te pueden costar bastante dinero, pero por algún motivo que desconozco a la gente le resulta más fácil gastar que esforzarse (he visto a mucha gente gastar por encima de sus posibilidades pero nunca veo a nadie esforzándose por encima de sus posibilidades, os juro que investigaré el tema).

No entraré en decir que jugar a una cosa es mejor que la otra, cada uno que haga aquello con lo que más disfrute, yo defenderé el rol porque me gusta y al fin y al cabo éste es un blog de rol, pero es una obviedad que en ciertos sentidos el rol se encuentra en clara desventaja y por simple comodidad a mucha gente le cuesta horrores reunir un grupo para echarse una partidita, mientras que para otras aficiones siempre hay tiempo por lo sencillo que resulta organizarlas (¿cuantos cines estarían abiertos si se debiera acudir en grupos de 5 y las pelis duraran 5 horas mínimo?).

Bueno, ¿y todo esto a que iba?

Pues con ello lo que quiero decir es que sea por los motivos que sea es relativamente fácil que uno acabe desmotivado, sin ganas de jugar a rol, o simplemente que el rol acabe lejos de sus preferencias.

Cuando hablo con otros roleros me encuentro en que lo normal es que casi todos pasemos por ello, poca gente que haya jugado asiduamente ha resultado inmune a estas crisis de fe (los que jueguen poco difícilmente las tendrán, eso está claro), y los que han resistido a la tentación se pueden encontrar que sus compañeros de mesa no lo hacen y el grupo se va al carajo (por muchas ganas que uno tenga si los otros no las tienen...), y aquí empiezan los parones, unas veces temporales, otras definitivos.

¿Que hacer en estos casos? Obviamente lo mejor es hacer lo que te venga en gana, que esto solo es un hobby y si te aburres deja de valer la pena, pero como decía antes El sistema D13 es un blog de rol por lo que toca ahora es algo de proselitismo.

Comentaba al principio que he sufrido las crisis de fe en mis carnes, y no me corté un pelo en dejarlo cuando estaba cansado de ello. Eso sí, siempre tuve claro que era algo temporal, de hecho, me daba cuenta de esos parones cuando veía que casi sin querer llevaba mucho tiempo sin jugar, o que simplemente no me venían a la mente proyectos que llevar a la mesa de juego.

En mi opinión lo mejor es tomarse un tiempo sabático, desconectar de ello y dedicarse a otras cosas que al final siempre acaba picando ese gusanillo y se vuelve con ganas renovadas, de hecho después de un buen parón se juega mucho mejor, todo el mundo está animado y muy predispuesto, todo lo contrario a cuando se dejó. El problema de estos paréntesis es que pueden joder alguna campaña, pero “cariño, nadie es perfecto”.

La idea de de cambiar de juego y género también puede ser un muy buen estímulo, romper con aquello de siempre para plantearse las cosas de forma distinta (si antes te aburrías porque todo te parecía muy munchkin es el momento de pensar en darle una oportunidad a La llamada de Cthulhu). Yo reconozco haber acabado hasta las narices de la Fantasía épica (hace un tiempo) y de la propia Llamada de Cthulhu, pero ya no les guardo rencor y algún día volveré a ellas (bueno, con una ya casi estoy de vuelta).

Y por último, aquello que realmente me motiva después de un parón, encontrar un proyecto de verdad, preparar una campaña con mucho detalle, darle duro a un setting nuevo, con una trama absorbente, y mimar todo eso en tu mente para que la idea se materialice luego en la mesa, es entonces cuando uno pilla a los colegas y les dice, “oye gente, ¿cuando quedamos pa rolear?”, y valdrá la pena, seguro.

Nos leemos.

PD1- He obviado los motivos personales como argumento de una de estas crisis de fe por aquello de que cada uno es un mundo y las razones pueden ser infinitas. Me he centrado en aquello más propio del mundillo obviando eso del trabajo, los hijos, la pareja, las preocupaciones, la época de apareamiento del lemur de cola anillada, la redifusión de Médico de familia...

PD2- Las crisis de fe de un jugador o de un máster pueden ser bastante diferentes, y la vuelta al mundillo aún más. Yo me he llegado a aburrir de jugar, y me he llegado a aburrir de dirigir, pero cuando he vuelto lo que realmente me ha apetecido siempre era dirigir, es lo que más me ilusiona de los juegos de rol, sin duda.

PD3- Si es que por cansarse la gente se cansa hasta de los blogs, hay gente que los actualiza de mes en mes, que poca decencia!!!!! (y no os penséis que estoy cansado de los blogs, es que estoy preparando otra campaña, jiás, jiás...)